Para nuestro primer post de verdad, hemos elegido a un auténtico aventurero medieval; Su padre halconero mayor en la corte de Federico II, su madre una burguesa de Brindisi, su nombre Roger de Flor (Brindisi – Italia -1266 , Adrianópolis – Imperio Bizantino - 1305).
Perdidos marido y hacienda en la guerra, a su madre no le quedó más remedio que ceder al pequeño Roger a la Orden del Temple ante los requerimientos de un templario marsellés llamado Vasaill, quien le enseñaría el oficio de marinero. En poco tiempo, Roger se hizo famoso en todo el Mediterráneo por su habilidad y valor, gracias a lo cual recibió el mando de una nave de la flota templaria a la que llamaron “El Halcón” en memoria de su padre y alcanzó el grado de sargento dentro de la Orden.
Durante la caída de San Juan de Acre (1291) evacuó a cientos de refugiados al mando de una pequeña flotilla. Como agradecimiento recibió fuertes sumas de dinero por parte de las familias que rescató y más tarde fue acusado de quedarse con tales regalos, motivo por el que fue expulsado de la Orden. Y qué hizo entonces nuestro héroe? Pues lo más normal para un templario retirado, pidió un préstamo, fletó un barco y se metió a pirata (se ve que templario de vocación no era). Con el tiempo, Roger fue formando un pequeño ejército compuesto por mercenarios y antiguos compañeros, con los que formó una tropa bien adiestrada bajo una férrea disciplina, tal y como le habían enseñado en el Temple.
Una curiosidad, ¿sabéis qué bandera llevaban por aquella época las naves del Temple? Una calavera y dos tibias cruzadas. A lo mejor de ahí le venía la vocación, quién sabe…
Al poco tiempo lo encontramos como mercenario al mando de una tropa de almogávares, combatiendo contra los turcos en auxilio del emperador de Bizancio; el precio? un título nobiliario y una esposa.
El desembarco en tierras otomanas fue brutal. Ante una fuerza superior y al grito de “desperta ferro”, los almogávares causaron más de 13.000 bajas al enemigo. Pocos sobrevivieron, teniendo en cuenta que para Roger, todo el que tuviera más de diez años era considerado enemigo. A esta victoria siguieron unas cuantas más, culminando en la batalla del monte Tauro.
A su regreso a Constantinopla, la ambición de Roger de Flor había aumentado, lo que le causó las envidias y el recelo de una corte famosa por sus intrigas. Se le concedió el título de César, pero fue asesinado en una conjura orquestada por el hijo del emperador, Miguel, siendo degollado junto con sus oficiales durante el transcurso de un banquete.
Sus tropas se vengaron de forma salvaje, arrasando durante días pueblos y aldeas en lo que se llamó la “venganza catalana”.
Como curiosidad os contaré que en esta figura se inspiró más tarde “Tirante el blanco”, aunque a mí personalmente me recuerda mucho a Lotario de Voss, si habéis leído la trilogía templaria de Wilcox - JEG
1 comentario:
Hombreeeee. Por fin te animaste...
Interesante el artículo y ya que estamos, a ver si puedes poner algo del Arcipreste Juan. ¿Fue real o imaginario?. Creo que también tiene algo que ver con las cruzadas y ese tema...
Y, por lo que veo, te sigue gustando la Edad Media. A ver si seguimos asi.
Un saludo.
Dhouard.
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