24.8.06

¡Están locos estos romanos! ( I )

A pesar del título, no va de Asterix, pero creo que también da para un buen cómic.

A todo el mundo le suena el nombre de Calígula, verdad? Y no para relacionarlo con las hermanitas de la caridad precisamente. Cayo Julio César Augusto Germánico fue emperador de Roma entre los años 37 al 41, y si tuviésemos que definirlo en pocas palabras, diríamos que era un sádico desequilibrado, siendo amables con él.

Si una persona normal tiene un mal día, puede que le dé una voz a alguien, que cierre una puerta dando un golpe… Calígula era más explícito: asesinaba o mandaba asesinar a algún infeliz si acaso le había molestado en algo. O si estaba en el circo, ordenaba retirar el toldo para que los espectadores tuvieran que soportar los rayos del sol. Bah, cosas que puedes hacer si eres emperador, claro.

En su vida “privada” era un auténtico degenerado, aún para la sociedad romana de la época. Aparte de orgías sin freno, era muy aficionado al incesto. Podríamos decir que “se benefició” a sus tres hermanas, encaprichándose especialmente de Drusila, a la que trató como esposa, asesinándola cuando estaba embarazada. Vaya hermanito.

En una ocasión la tomó con un tribuno de la guardia, Casio Querea. A este hombre le correspondía por méritos (héroe de guerra) la jefatura de la guardia pretoriana, pero el emperador se la dio a un joven oficial por otro tipo de méritos; era capaz de beberse 10 litros de vino de un trago. Un día, Calígula decidió que Casio era gay, así que le obligaba a pasar a sus subalternos contraseñas como “bésame, sargento” o “tenacillas de rizar”. La verdad es que era un cabrito, si, pero con esto último a ver quien no se ríe. Me imagino que todos menos Casio. Me recuerda a una película.

Todavía no hemos dicho que Calígula era sobrino de Claudio. (El famoso Yo Claudio). Una noche reunió a su tío y a dos nobles más en una habitación de palacio. La espera fue larga y los tres “invitados” se daban ya por muertos cuando empezaron a escuchar una musiquilla. De entre unas cortinas, apareció una peculiar bailarina. Digo peculiar porque era el mismo emperador, pintarrajeado y vestido de mujer, ejecutando una especie de danza erótica en la que intentaba representar al alba despertando a dos amantes, interpretados a su vez por dos jóvenes desnudos.

Debían de tener los ojos como platos y cara de alucinados ante semejante escena. Una vez repuestos del susto, los tres invitados convinieron en que era el espectáculo más hermoso y maravilloso que habían visto en toda su vida. A Claudio le vino muy bien porque el emperador, satisfecho por los halagos, le regaló a la joven que intepretaba a la amante, Mesalina.

En el siguiente post explicaremos lo ocurrido con ocasión de una parada militar organizada por el emperador. Y tenemos que hablar de su famoso caballo: Incitato

2 comentarios:

Dhouard dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

esta muy bien las leyendas y esta me a encantado besitos a javi tkm¡¡¡¡¡¡