Esta frase tan bonita no es mía, ya quisiera yo. Se la he cogido prestada a un famoso histólogo español, protagonista de estas dos anécdotas que os cuento:
En un afamado café de Madrid era habitual a principios del siglo XX ver a un señor mayor que todos los días se entretenía en leer tebeos y otras publicaciones infantiles.
- No se rían; este señor es don Santiago Ramón y Cajal, catedrático y premio Nobel de medicina.
Don Santiago no era un gran orador, no tenía facilidad para expresarse. Debido a ello sus clases en la facultad resultaban insufribles, por lo que asistían pocos alumnos.
Sin embargo, un día observó que la clase estaba llena. Le sorprendió, pues no era época de exámenes. El hecho se repitió al día siguiente, y al otro, y al otro… Hasta que, extrañado, le preguntó a un alumno suyo que también era su sobrino. Éste le aclaró el misterio:
- Verá, tío. Es que usted tiene la costumbre de repetir la palabra “completamente” sin venir a cuento, y los amigos juegan a pares o impares. -
Al día siguiente tuvo mucho cuidado de no pronunciar la muletilla durante su clase. Al terminar, se dirigió a sus alumnos diciendo:
- Completamente, completamente, completamente; hoy ganan impares -
Antes de despedirme, otra joya de Ramón y Cajal:
Se conocen infinitas clases de necios; la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen talento
¿A que todos conocemos alguno asi?
2 comentarios:
Uno de los grandes de la historia de la ciencia. Me encanta que hables sobre este tipo de personas, poco conocidas por el gran público salvo porque ganó el nobel (que no es poco, la verdad) pero se sabe bien poquito de lo demás.
Jajajajaja. ¡¡FANTASTICO!!
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